miércoles, 6 de octubre de 2010

LOCOMBIA... quiero decir, COLOMBIA!!

En Quito, el primer día lo destinamos a visitar el centro histórico, preciosa ciudad colonial bastante bien conservada. Nos siguen sorprendiendo los contrastes que encontramos en nuestro recorrido: un día estamos en pueblitos pequeños, tranquilos, rodeados de naturaleza, y al día siguiente en el bullicio de la gran ciudad, como son las grandes ciudades de Sudamérica, con mucho tráfico, mucha gente, aceras estrechas, vendedores ambulantes, cláxones…
Otro día lo destinamos a visitar el Monumento del Centro del Mundo, eso es, el mismísimo ecuador. Este país se denomina así, a pesar de que otros muchos países atraviesan dicha línea imaginaria, porque es el más alto de todos ellos; en él se encuentra el punto más alejado del núcleo terrestre y por eso los científicos vinieron aquí a estudiar su magnitud. De hecho, Qui-to significa Centro del Mundo.
El monumento como tal no es gran cosa, un recinto muy turístico. Más interesante es un museo que se encuentra al lado, el Museo del Sol o algo así, por donde supuestamente pasa la verdadera línea del Ecuador calculada por GPS, y no en el monumento original. Este museo es más entretenido e interactivo, donde puedes comprobar cómo el agua gira en sentido opuesto en los hemisferios, el por qué de la dirección de los vientos y, lo más divertido, colocar un huevo sobre la cabeza de un clavo sobre la línea del Ecuador, ya que en ese lugar las fuerzas de atracción hacia los polos están equilibradas y es más sencillo. Carlos lo consiguió, pero Sonia no (debe tener el yin/yang desequilibrados…)
Otro día quisimos ascender hasta la cima del volcán Pichincha en el teleférico, ya que nos habían dicho que se ven unas magníficas vistas de la ciudad, de forma muy alargada al estar enclavada en un valle entre dos cordilleras. Al llegar nos informaron de que justo acababa de cerrarse debido a una huelga. Decepcionados, decidimos visitar la parte nueva de la ciudad, cuando nos sorprendieron algunas calles cortadas por neumáticos quemados y policías gritando.
Creyendo que sería algo aislado, continuamos nuestro recorrido, sorprendiéndonos de nuevo al ver que cerraban las tiendas. Un paisano nos debió ver cara de guiris, nos preguntó de dónde éramos, y nos advirtió que no era seguro caminar por la calle, ya que la policía estaba en huelga y los ladrones estaban a sus anchas. No nos quedó otra que entrar en un restaurante a comer algo, momento en el que vimos la tele y nos dimos cuenta de que tenían al presidente de la república secuestrado y se hablaba de un supuesto golpe de estado.
Al terminar de comer, pensamos en ir al cine, ya que por las calles no se podía estar, y al llegar vimos que también estaba cerrado. Cogimos un taxi hacia el hostel y descubrimos a todos los guiris atrincherados dentro- al rato llegaron algunos otros del aeropuerto porque se cancelaron los vuelos. Ya no nos volvimos a mover, pero desde las ventanas se veían las calles desiertas y sólo el ruido de sirenas. Al día siguiente, viendo que la cosa estaba más tranquila y que se habían abierto las carreteras, decidimos tomar un bus hasta la frontera, no fuera caso que se volviera a cerrar.
Y así por fin entramos en Colombia, país muy esperado ya que TODOS los ciclistas que nos habíamos cruzado que habían pasado por aquí nos habían dicho que es el mejor país para pedalear, por el paisaje y, sobre todo, por su gente. Y razón tienen.
También habíamos oído decir acerca de la gran afición ciclista que hay en este país, y tanto el sábado como el domingo nos vimos acompañados de decenas de ciclistas de carretera perfectamente equipados pedaleando a modo de entreno. Algunos pasaban a toda pastilla saludando y deseándonos buen viaje, otros ralentizaban su paso para ir a nuestra altura y hablarnos, y otros nos paraban para obsequiarnos con indicaciones de ruta, botellines de cerveza… También nos cruzamos con una pareja francesa que va dando la vuelta al mundo y con un chico de Bogotá que va en bici (con motor!) hasta Chile.
 
Eso sí, el calor es insoportable. Hemos empezado a pedalear a las 6 de la mañana para evitar las horas de más sol, pero con los grandes desniveles y los amigos que vamos haciendo por el camino, siempre nos acaba pillando la hora mala (a partir de las 11h ya hay más de 30 grados y pasando las 12h casi 40) y sudamos como nunca.
El último tramo hasta Cali, ciudad en la que nos encontramos ahora, lo hemos tenido que hacer bus, ya que el tiempo apremia- en un mes nos gustaría estar de vuelta en casa y aún nos queda mucho por recorrer!

2 comentarios:

  1. Hola chicos,
    Siempre es un placer de leer vuestro blog, pero me duele mucho de leer desde mi oficina de contador!!!
    Estamos esperando mucho vuestra vuelta a europa para compartir un "Paul Bocuse" con vosostros!!!!
    Hasta prunto!
    Simon

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  2. Aquí seguimos leyéndo el blog... no está mal eso de "como había golpe de estado, pensamos ir al cine". !Olé! Un abrazo, ya casi en directo.

    L y P.

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