viernes, 9 de abril de 2010

LA PROCESIÓN

Después del paraíso del parque natural El Conguillio y con motivo de la Semana Santa, decidimos hacer nuestra particular penitencia y nos encaminamos al interior de la reserva nacional Malalcahuello.
En un principio, nuestra intención era escalar el volcán Lonquimay y darnos la vuelta, ya que nos habían dicho y habíamos visto en el mapa que la carretera que atraviesa la reserva nacional Nalcas no tiene salida en el extremo opuesto y hay que deshacer el camino. Con esta intención nos alojamos la primera noche en unas cabañas a pie del volcán y el propietario nos informó que sí había un camino, que no era practicable en coche, pero que él mismo lo había hecho en moto hacía sólo 1 año. Así que decidimos meternos a la aventura: “into the wild”.
Invertimos el primer día en intentar subir al volcán, pero la lluvia, el granizo y el terreno que hacía que te hundieras hasta la rodilla frustró nuestros intentos y nos quedamos a la mitad.
Aparte de este primer contratiempo, el resultado en conjunto fue muy positivo: unos paisajes increíbles y la ausencia total de coches (y casi de personas) compensaban los caminos infernales que hacían que lleváramos las bicis en procesión, esto es empujándolas durante buena parte del recorrido.
En atravesar los 80 km de la reseva hemos tardado 3 días, lo que en circunstancias normales hubiera sido un día o poco más.
Una vez que llegamos al límite del parque y en una zona aislada, nos encontramos con una reserva mapuche repleta de personajes pintorescos... parecía que nos habíamos trasladado en el tiempo.
La peor parte de esta travesía se la han llevado las bicis; sobre todo la de Simón que murió y tuvo que ser trasladada en bus después de que pusiera el cambio de patas arriba, y la de Carlos que los piñones saltan como les viene en gana por el desgaste acumulado de los kilométros y rematado por el sobre-esfuerzo de estos días.
Así, necesitábamos llegar rápido a Santiago por lo que decidimos hacer este último trayecto en bus. Para ello, fuimos hasta Los Angeles. La noche antes de llegar dormimos a la orilla del río Bio-Bio.
Carlos pescó una trucha, pero a pesar de que estuvo luchando casi 2 horas con ella porque se aventuraba enorme y el hilo no daba para tanto peso, al final se rompió la caña y nuestras ilusiones de una cena suculenta… La próxima vez, seguro que saldrá.
Al llegar a Los Angeles, nos pararon los Carabineros. Atemorizados pensando en qué sería lo que habíamos hecho mal, se nos descubrió la estupenda persona detrás del imponente uniforme. Después de dialogar sólo por 10 minutos, Manuel nos ofreció pasar la noche en su casa, junto a su mujer Silvia y sus hijas Rocío y Naomi y a tomar un asado que estaba de rechupete!! Así da gusto que nos pare la poli!!!

Ayer llegamos a Santiago de Chile en bus y nos sorprendió la dura “etapa” de casi 23 km que tuvimos que realizar en la ciudad desde la estación hasta la casa de Alba (la prima de Carlos) atravesando enormes avenidas atestada de buses, taxis, claxons… un caos para los recién llegados de la selva! Por suerte, hemos encontrado un auténtico hogar donde descansar, disfrutar y reponer fuerzas para las próximas etapas!!
También quedamos con Alba II (la prima de Sonia) que curiosamente está por Santiago por unos pocos días y fuimos a cenar un delicioso lomito completo (tomate, palta, mayo) y a tomar unos piscolas (pisco con coca-cola, la bebida oficial de Chile).

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